Por Mireya Diaz
El año sigue su curso y todavía no sabemos qué va a pasar con las bodas ni cómo será el primer beso post pandémico, pero mientras eso sucede, es grato leer algunas historias que tal vez nos hagan suspirar.
En Yucatán existen mitos de amor que van a cambiando de generación en generación y que caracterizan a la región. Aquí, una de ella:
Cuenta la leyenda que, en lo más profundo de la selva maya, existía un reino impresiónate y el príncipe de este reino era conocido como “Chacdziedzib”, (cardenal rojo) un guerrero valiente, venerado y querido por todo su pueblo.
El príncipe estaba comprometido con una princesa de otro reino con la que contraería matrimonio cuando se convirtiera en rey, pero Chacdziedzib estaba perdidamente enamorado de Nicté-Ha, una plebeya, hija de un guardia del cenote sagrado.
Nicté-Ha era una joven hermosa, como su nombre lo indica, tan hermosa como una blanca flor. Siempre vestía de blanco y su amor por Chacdziedzib era único y secreto, tanto que sus familiares no sabían que ambos se reunían todas las noches en el cenote. Ahí el príncipe le cantaba canciones a su amada.
Un día, el sacerdote del reino descubrió este amor y estando en contra de que una simple plebeya podría ser llegar a reinar el pueblo, decidió asesinarla. Las pretensiones del sacerdote no tardaron en llegar a los oídos de Chacdziedzib, por lo que mandó a su nana, una mujer que lo protegió y cuido durante toda su vida, a buscar a Nicté-Ha para que pudieran casarse en secreto, pero el sacerdote al enterarse de eso, siguió a la nana y la asesinó evitando que el mensaje llegará a tiempo a Nicté-Ha.
Al ver que su nana no regresaba, Chacdziedzib decidió ir por su amada al cenote. Al momento de verla, la abrazó con todas sus fuerzas hasta que sintió que una flecha atravesaba el cuerpo de Nicté-Ha quitándole la vida.
El sacerdote había cumplido su intensión y Nicté-Ha se desvaneció entre los brazos de su amado, cayendo rápidamente en las aguas del cenote. Chacdziedzib lloró desconsolado y le suplicó a los dioses que lo llevaran con su amada, éstos lo escucharon, y el Dios de las Aguas convirtió a Nicté-Ha en una hermosa flor de loto y el Dios de los Pájaros convirtió a Chacdziedzib en un Cardenal.
Desde ese entonces, el pájaro rojo baja a las aguas del cenote para cantarle a sus flores blancas todos los días.