Por Montserrat Rivera
Desde que era niña, Ana Cristina Flores Sierra, aprendió a través de su abuela Carmen, el oficio de tejedora de palma, con la cual elabora diferentes piezas tales como: crucifijos, imágenes de vírgenes, ángeles y otros, para el Domingo de Ramos.
Explica que, aunque ella es oriunda de Xochimilco, la palma la traen de Morelos. “Para elaborar cada pieza tardo alrededor de cinco minutos. Una vez terminada, la vendo entre diez y 20 pesos dependiendo del tejido”.
Cuatro días antes del Domingo de Ramos, ella y otros tejedores provenientes de Morelos y Guerrero, se instalan en las inmediaciones de la catedral de San Bernardino de Siena, en el corazón de Xochimilco.
La escena de los tejedores elaborando con maestría figuras de palma fresca, es una postal que desde hace décadas ha dado color al primer cuadro, pero en el 2020, no fue posible observarla debido a la pandemia por COVID-19.
Los artesanos que llegan desde Guerrero y Morelos pernoctan en las inmediaciones del templo, ataviados con huaraches e incluso con vestimenta tradicional de sus pueblos originarios. Si uno se acerca, puede notar sus manos rugosas e incluso dañadas por el roce del material.
Cabe destacar que el Domingo de Ramos es una celebración católica que conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, cuando una multitud de habitantes lo recibió como el Mesías e hijo de Dios.
Este hecho se considera como el inicio de la Semana Santa que en Xochimilco se vive con gran fervor; sin embargo, ante la pandemia, la Diócesis de Xochimilco hace un llamado a los fieles a permanecer en sus casas y seguir las transmisiones de las celebraciones religiosas a través de redes sociales para evitar aglomeraciones en los templos.
